Pensamiento 4
- Alan Ferrer
- 30 oct 2020
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 2 nov 2020
Parte 1
Todos tenemos una habilidad especial,
porque todos somos especiales.
Desde la persona sencilla que
encontramos al pasar por la calle
hasta el más alto dirigente de una empresa.
Sin importar la envergadura;
Dios se encargó de darnos habilidades
especiales que compartimos
entre varias personas, sólo que
algunos lo desarrollan mejor que otros.
Por diferentes motivos: desde el que
se interesa hasta el que ignora de tenerlo,
porque en muchas ocasiones nos
preocupamos de lo que dirán los demás.
A veces por la personalidad que tenemos
nos dejamos llevar por "el qué dirán"
y sacrificamos nuestra felicidad
inventándonos un mundo donde
creemos que somos felices.
Cuando lo que tenemos que hacer es
enfrentar los obstáculos y saber decir
a los demás que es lo que pensamos
y que es lo que queremos
para nuestras vidas.
Y que a pesar que no sea como
hubiéramos querido; habrá
sido una lección de vida que
nos enseñará a ser cada día mejores.
Parte 2
La fórmula de la felicidad no está
en tener todas las riquezas
materiales de este mundo; porque
de nada vale tenerlo todo
sin el tiempo de poder disfrutarlo.
Y lo que es peor, sin seres
queridos que estarán a nuestro lado
en las buenas y en las malas.
Porque la verdadera felicidad se
puede encontrar en el rincón más
aislado de este mundo, donde
de seguro encontrarás amor recíproco
y respeto.
Que son los valores fundamentales
de una familia y que el dinero
no puede comprar ni reemplazar.
Cada uno somos escultores de
nuestro futuro y felicidad,
podemos equivocarnos pero
tenemos que saber hacer
las correcciones necesarias.
Para que la obra de arte
más hermosa de nuestras vidas,
que sería nuestra felicidad sea
única y nos haga sentir orgullosos
del tiempo y la dedicación
que nos costó realizar.
Quizá no sea el mejor para poder
expresar mis pensamientos, pero
día con día voy aprendiendo,
porque nadie puede saberlo todo.
Y así como a mi me gusta
dedicar líneas que reflejan
de alguna manera mi modo
de ver las cosas y los sentiemientos
que llevo en mi corazón.
Pues a otras personas les agrada
leer cuanto escribe el prójimo.
Autor: Alan Roy Ferrer Avila.
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